Impacto
Mínimo

2012 - 2013

La serie Impacto Mínimo explora cómo distintas acciones vinculadas con los recursos naturales colombianos pueden generar cambios ambientales que van desde efectos casi imperceptibles hasta la eliminación de las condiciones básicas de supervivencia. Este proyecto explora playas, territorios marinos, constatando que los efectos de la industrialización minera y turística se hacen evidentes no solo en el entorno, sino en la dificultad de las comunidades para sobrevivir de la explotación de los recursos naturales. Impacto Mínimo es además una reflexión sobre los momentos en los que dejamos de ser conscientes de los efectos que nuestras acciones tienen en el equilibrio social, político o ambiental de una región.

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Esta serie la desarrollé cuatro años mas tarde que Zonas Vulnerables Tolima. Invitada por el Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo de Santa Marta a una exposición individual en sus salas, me propuse tener una experiencia de acercamiento a la comunidad para replantear una obra realizada en 2007: Lo que el mar trajo de vuelta. En esta oportunidad trabajé con el apoyo de un biólogo Oscar Delgadillo, y con la comunidad de pescadores de Pozos Colorados en Santa Marta. La comunidad sobrevive de su tradicional oficio de pesca artesanal en medio de un territorio invadido por la creciente industria del turismo y la explotación del carbón en territorios aledaños, lo que ha traído contaminación y ha alterado su única fuente de recursos: el mar. Les propuse de nuevo trabajar en una acción participativa. La necesidad de reflexionar sobre nuestros hábitos de consumo cotidiano, generó la  iniciativa de los pescadores de recolectar los desechos provenientes del mar. El trabajo resultó en dos instalaciones: una en la playa y otra en el mar, en las que se hacía evidente cómo sus redes de pesca, antes rebosantes de peces, de repente, atrapaban botellas, empaques y otros residuos, producto de la basura que nativos y turistas hemos depositado en el mar durante las últimas décadas. 

La Acción participativa fue un aprendizaje maravilloso sobre el poder del arte.  Creó una voz para esta pequeña comunidad, que trata de sobrevivir de su oficio tradicional en medio de un territorio invadido por la creciente industria del turismo y la explotación del carbón en territorios aledaños, lo que ha traído contaminación y ha alterado su única fuente de recursos: el mar. Exponer estos objetos en lugares que los turistas recorren cotidianamente, tuvo sentido al convertir el objeto de desecho, en una fuente de cuestionamiento sobre los hábitos de consumo de la sociedad actual. Ver los objetos expuestos en la playa y viajando a la deriva en una barca, nos recuerdan situaciones como los grandes basureros en el fondo y la superficie del mar, que están tejiendo una gigantesca cobija plástica producto de nuestro consumo y modo de vida inconsciente con el medio ambiente y las comunidades mas vulnerables.

L.E.